Cómo quitar el caramelo de las ollas

Deshacerse del caramelo puede ser una tarea bastante difícil. Si siempre recuerdas quitarlo antes de que se enfríe, el trabajo será mucho más fácil. Puedes remojar el caramelo en agua caliente o en agua carbonatada a fin de prolongar el tiempo que le toma solidificarse. Una vez que se endurezca, si lo que queda es una capa delgada, será fácil quitarla quebrándola en pedazos pequeños con mucho cuidado utilizando un cincel de cocina. Sin embargo, una capa más gruesa tendrá que remojarse en agua hirviendo, agua con sal o agua jabonosa.

Método 1

Método 1 de 5:

Raspar y congelar

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Si solo queda una capa delgada y ligeramente traslúcida en la olla, quizá puedas quitarla raspando el caramelo y sin necesidad de otros pasos. Si la capa es más gruesa, tendrás que dejarla remojar antes de rasparla.
Coloca el cincel en el borde de la olla que esté más cerca de ti y empújalo hacia adelante con movimientos cortos. Aplica una presión firme y constante.
Luego, sécala con un pedazo de papel absorbente.
Si queda algún rastro del caramelo en el fondo, repite el proceso de raspado y enjuague.
Déjala ahí por dos horas a fin de que tanto la olla como el caramelo quemado se congelen por completo. Es más fácil cincelar la comida congelada y el caramelo se vuelve bastante quebradizo a temperaturas bajo cero.
Repite el proceso de raspado para deshacerte de los últimos pedacitos de caramelo.
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Método 2

Método 2 de 5:

Utilizar agua carbonatada

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Este método funciona especialmente bien con ollas de hierro fundido. El gas del agua tiene una reacción química con el hierro, lo que hace que los lados queden resbaladizos y nada quede pegado.
Todavía no botes el agua carbonatada de la olla. En vez de esto, sumerge la esponja en el líquido y continúa restregando.
Limpia cualquier residuo de caramelo con un pedazo de papel absorbente seco.
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Método 3

Método 3 de 5:

Utilizar agua caliente

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Solo necesitas suficiente agua como para cubrir el caramelo. Es mejor hacerlo inmediatamente después de terminar de usar la olla, antes de que el caramelo se solidifique por completo.
Cúbrela y permite que el interior se remoje por una hora.
Si, luego de inspeccionarla, notas que todavía queda una buena cantidad de caramelo pegado, intenta utilizar agua mucho más caliente.
Al igual que antes, solo es necesario cubrir el caramelo con agua.
El agua debe burbujear, pero no hervir por completo. Permite que el agua burbujee por al menos 10 minutos.
Quita los restos de caramelo con una esponja para vajilla.
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Método 4

Método 4 de 5:

Utilizar agua con sal

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Vierte 1 cucharada de sal por cada taza (250 ml) de agua. Procura que el caramelo quede sumergido por completo.
No botes el agua con sal antes de tiempo, sin importa cuán sucia o turbia se vea.
Para este punto, la sal habrá debilitado el caramelo pegado, el cual deberá despegarse de los lados de la olla tan pronto como el agua se caliente.
Restriega suavemente los lados de la olla con una esponja. Cualquier residuo de caramelo deberá poder quitarse fácilmente.
Con un chorro de agua retira los pedacitos de caramelo que hayan quedado.
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Método 5

Método 5 de 5:

Utilizar jabón lavavajillas o suavizante de tela

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Puedes aplicar este método cuando el caramelo sigue caliente o después que se enfríe.
Si el caramelo está demasiado duro y se ve bastante pegado, es muy probable que tu mejor opción sea un suavizante de tela, ya que la mayoría de jabones lavavajillas son muy suaves.
Una vez que regreses a revisar la olla, el agua se verá de un tono marrón turbio.
Sumerge la esponja en la solución de la olla y restriega vigorosamente hasta quitar todos los pedacitos de caramelo. Luego de remojar por una hora, deberá ser más fácil limpiar la superficie.
Enjuaga la olla una última vez con un chorro de agua.
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Consejos

Cuando dejes remojando una olla, no olvides remojar los utensilios que has utilizado. Estos métodos también sirven para los utensilios de metal. Simplemente déjalos dentro de la olla y remójalos simultáneamente.

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Advertencias

Ten en cuenta el material del que están hechas tus ollas. Algunos materiales necesitan un cuidado especifico. Por ejemplo, el hierro fundido se puede oxidar si lo dejas con agua mucho tiempo, y algunas coberturas antiadherentes se pueden dañar si las raspas o restriegas con sal o lana de acero.

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