Cómo aliviar el dolor de pecho con reflexología

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En este artículo:

Utilizar la reflexología de pies para tratar el dolor en el pecho

Utilizar la reflexología de manos para tratar el dolor en el pecho

Utilizar la reflexología auricular para aliviar el dolor en el pecho

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Referencias

La reflexología consiste en aplicar presión en las áreas de los pies, las manos o las orejas con la finalidad de aliviar el estrés o el dolor en otras áreas del cuerpo. Si bien ningún estudio ha demostrado la teoría subyacente de la reflexología (las vías de energía llamadas meridianos relacionan a todas las partes del cuerpo con los pies, las manos y las orejas), existen estudios clínicos que demuestran que esta técnica puede reducir el dolor, aliviar la ansiedad y el estrés, reducir la dificultad para respirar y mejorar el funcionamiento físico en general. En particular, es posible aliviar el dolor en el pecho al reducir el estrés o al abordar específicamente las áreas problemáticas que lo causen, tales como los problemas digestivos, los problemas pulmonares o los ataques de pánico y la depresión.

Pasos

Método 1

Método 1 de 3:

Utilizar la reflexología de pies para tratar el dolor en el pecho

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   Comienza masajeando todo el pie. Puede ser difícil determinar el origen preciso del dolor en el pecho, lo que puede derivar del estrés, de los problemas pulmonares, digestivos o cardiacos. Por lo tanto, es mejor comenzar masajeando todo tu pie y luego enfocarte en las áreas que creas que podrían ser las responsables del dolor. Este tipo de masaje general ha demostrado tener un efecto terapéutico positivo.
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   Afloja el pie. Sostén el pie y gíralo suavemente a la altura del tobillo. Luego frótalo con ambas manos. Hazlo antes de aplicar algún aceite para masaje o una loción humectante.
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   Aplica una loción humectante. Frota la loción en tus manos para calentarla, luego aplícala en la parte superior del pie, comenzando por el tobillo y descendiendo hacia los dedos. Haz lo mismo con la parte inferior del pie.
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   Masajea primero los dedos de los pies. Comenzando con el dedo gordo, apriétalo entre tu dedo índice y pulgar, y usa este último o el nudillo para presionar suavemente y masajear la parte inferior del dedo gordo durante aproximadamente 30 segundos. Gira el dedo gordo del pie izquierdo y derecho, luego empújalo hacia abajo en dirección a la planta del pie. Repite este procedimiento durante aproximadamente 15 segundos masajeando cada uno de los dedos más pequeños. Por último, utiliza tu mano para presionar suavemente todos los dedos y empujar la parte superior del pie hacia abajo en dirección hacia la planta.
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   Luego prosigue con la bola del pie. Sujeta el pie que estás masajeando por el tendón de Aquiles encima del talón para proporcionar estabilidad mientras realizas el masaje. Comienza en la parte más cercana del dedo gordo. Utiliza el pulgar o el nudillo de este dedo para aplicar una presión suave al presionar y sostener durante dos segundos o al masajear realizando pequeños movimientos circulares. Desplázate a lo largo del pie en tres líneas separadas (la parte superior, media e inferior de la bola del pie). Repite estas líneas tres veces.
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   Trabaja en la sección media del pie. Sujeta tu pie con ambas manos. Utiliza los nudillos del pulgar en caso de que este dedo se canse.

   • Comienza aplicando una presión suave mientras pasas el pulgar por todo el pie, alternando las manos (de izquierda a derecha para el pulgar derecho y viceversa para el pulgar izquierdo). Realiza el masaje en tres líneas, arrastrando cada pulgar 5 veces por línea.
   • Luego aplica una presión suave mientras arrastras los pulgares a lo largo de la mitad del pie, avanzando hacia el talón. Una vez más, trabaja en tres líneas, arrastrando el pulgar izquierdo y derecho 5 veces por línea.
   • Masajea el centro del pie al aplicar una presión suave con los pulgares desplazándolos en sentido horario.
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   Frota la parte inferior de tu pie realizando un movimiento en sentido horario. Utiliza ambos pulgares, uno por encima del otro, para masajear la parte inferior del pie justo por encima del talón realizando un movimiento en sentido horario.
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   Masajea el borde interior del pie. Aplica una presión suave con pequeños movimientos circulares mientras desciendes por el empeine desde el dedo gordo hacia el talón. Hazlo durante aproximadamente dos segundos en cada punto y repite el procedimiento tres veces.
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   Termina con el talón y la parte superior de los pies. Frota el talón en un movimiento circular con el pulgar o el nudillo durante aproximadamente 30 segundos. Luego aplica una presión suave en la parte superior de los pies utilizando los pulgares mientras los pasas lo largo de los espacios entre los dedos de los pies, los cuales van desde la membrana interdigital hasta el punto más alto del pie.
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    Concéntrate en las áreas que sientas que podrían ser las causantes del dolor en el pecho. Ahora que has masajeado todo el pie, vuelve a las áreas que creas que pueden ser las causantes del dolor y dedícales un poco más de tiempo.
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    Masajea las bolas de los pies debajo de los dedos pequeños para tratar los problemas pulmonares. Los reflejos para los pulmones comienzan en la base de los dedos de los pies y se extienden hacia la parte inferior de la bola del pie, donde cambia el color de la piel. También masajea el área correspondiente en la parte superior de tu pie.
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    Masajea las bolas de tus pies justo debajo de los dedos gordos para tratar los problemas cardiacos. Según la teoría de la reflexología, esto debe ayudar a tratar enfermedades como la arritmia.
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    Concéntrate en los reflejos del cuello ubicados en la base de los dedos del pie con la finalidad de aliviar el reflujo ácido, el ardor estomacal u otros tipos de dolor en el pecho relacionados con la garganta y el esófago.
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    Aplica presión en los puntos reflejos designados para el estómago, el intestino delgado y la vesícula biliar con la finalidad de tratar los problemas digestivos.

    • El punto reflejo del estómago se encuentra en la planta del pie izquierdo, justo debajo del punto reflejo del pulmón.
    • El punto reflejo del intestino delgado se ubica en las plantas de los pies en la zona del arco.
    • El punto reflejo de la vesícula biliar se encuentra en la planta del pie derecho, donde se ubica el pulgar de la mano izquierda en la imagen de arriba.
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Método 2

Método 2 de 3:

Utilizar la reflexología de manos para tratar el dolor en el pecho

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   Comienza masajeando toda la mano. Según la teoría de la reflexología, esto te ayudará a relajarte y a eliminar las toxinas del organismo. Asimismo, se ha demostrado que el masaje general reduce el dolor y mejora la calidad de vida.
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   Calienta y relaja tu mano. Los puntos de reflexología en la mano se ubican a un nivel más profundo que los puntos similares en el pie, de modo que el calentamiento es muy importante para evitar el dolor.

   • Aplica aceite para masajes o algún humectante en la muñeca y frótala suavemente realizando movimientos de barrido suaves con el pulgar durante aproximadamente 30 segundos.
   • Continúa realizando estos movimientos de barrido a medida que avanzas hacia la palma de la mano, deslizándote desde el interior hacia los bordes durante unos 30 segundos.
   • Voltea la mano y pasa tu pulgar suavemente desde la membrana interdigital hacia la parte superior de la muñeca.
   • Sujeta cada dedo y gíralo suavemente de lado a lado, rotando cada nudillo. Voltea la mano y repite el proceso con el segundo nudillo y el nudillo superior de cada dedo.
   • Repite estos pasos con la otra mano.
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   Masajea los dedos. Utiliza el dedo pulgar e índice para apretar y aplicar presión en la punta del pulgar de la otra mano realizando un movimiento circular durante 3 a 5 segundos. Hazlo dos veces y luego repite el proceso con los demás dedos. Luego haz lo mismo con la otra mano.
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   Masajea la palma de las manos. En cada área de la palma deberás realizar un movimiento descendente, luego volver a subir y dirigirte hacia un lado para bajar nuevamente. En cada punto, aplica una presión suave y giratoria durante 3 a 5 segundos.

   • Comienza en la almohadilla suave debajo de los dedos.
   • Desplázate hacia el centro de la palma de tu mano.
   • Dirígete hacia el borde exterior de la mano, comenzando por debajo del meñique siguiendo hasta la muñeca.
   • Masajea la base de la mano, moviéndote desde el pulgar hacia el borde exterior de la mano.
   • Por último, desplázate de izquierda a derecha y nuevamente hacia la muñeca.
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   5
   Dirígete hacia el dorso de tu mano. No olvides aplicar una presión mucho menor, ya que esa parte es muy sensible.

   • Comenzando por el nudillo en la base del pulgar, aplica una presión suave y giratoria durante 3 a 5 segundos. Desplázate hacia la muñeca y luego hacia los lados. Sigue moviéndote desde los nudillos hacia la muñeca hasta que hayas cubierto todo el dorso de la mano.
   • Aplica una presión suave a medida que te diriges hacia la muñeca.
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   Concéntrate en las áreas que creas que son las causantes de tu dolor en el pecho. Dedícales un poco más de tiempo, y aplica una presión suave y giratoria a medida que te desplazas por ellas, punto por punto.

   • Problemas pulmonares: enfócate en la almohadilla suave ubicada justo debajo de los dedos en la palma de tu mano y en el área equivalente en el dorso.
   • Problemas cardiacos: masajea el área carnosa en la base de los pulgares.
   • Problemas digestivos: masajea las áreas desde la base de los dedos hasta el último nudillo para estimular los reflejos del cuello. Masajea el centro de las palmas para estimular el estómago y la vesícula biliar. Desplázate a través de la base de las palmas para mejorar la digestión en tu intestino delgado.
   • Problemas relacionados con el estrés: masajea todo el dedo para estimular los puntos reflejos relacionados con la cabeza y el cuello con la finalidad de aliviar el estrés.
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Método 3

Método 3 de 3:

Utilizar la reflexología auricular para aliviar el dolor en el pecho

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   Comienza masajeando toda la oreja. Según la teoría de la reflexología, esto te ayudará a relajarte y a eliminar las toxinas de tu organismo. Asimismo, se ha demostrado que el masaje general reduce el dolor y mejora la calidad de vida.
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   Calienta tus orejas. Frótate las manos rápidamente y luego colócalas sobre tus orejas durante 15 segundos. Frótalas nuevamente y vuelve a colocarlas sobre las orejas durante 15 segundos doblando la parte superior de los lóbulos.
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   Masajea los lóbulos de las orejas. El lóbulo de la oreja contiene los puntos reflejos para la cabeza. Aprieta y jala el lóbulo con el dedo índice y pulgar durante unos 3 minutos. Puedes hacerlo con los dos lóbulos al mismo tiempo.
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   Estimula el interior de las orejas. Coloca los dedos índices en las orejas y gíralos de un lado a otro unas 50 veces para estimular y relajar el corazón y los pulmones.
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   Desplázate hacia la concha cimba. Esta es la parte estrecha de la oreja ubicada encima de la cresta que se sitúa sobre el canal auditivo y debajo de otra cresta de cartílago. Pasa el dedo índice de un lado a otro a lo largo de la concha cimba de ambas orejas unas 50 veces para estimular el sistema digestivo.
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   Sigue subiendo hacia la fosa triangular. Esta es la depresión pequeña en el lado lejano de la cresta del cartílago que forma el límite superior de la concha cimba. Utiliza el dedo índice para aplicar presión con suavidad en la fosa triangular y gira de un lado a otro unas 50 veces.
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   Pasa el pulgar a lo largo de la parte superior y externa de la oreja. Esta área (le hélice y la fosa escafoidea) está constituida por el cartílago curvado ubicado en la parte superior de la oreja y el espacio justo debajo de ella, y contiene los puntos reflejos para tus brazos y hombros. Apriétala con el pulgar y el índice, y luego pasa el pulgar por el área en repetidas ocasiones hasta calentarla.
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   Estimula la superficie desde la concha hasta la concha cimba. Existe una cresta de cartílago por encima de los lóbulos de las orejas. Utiliza los dedos índice para aplicar una presión suave en la depresión en lado lejano de esa cresta. Ahora pasa los dedos a lo largo de la cresta del cartílago en la parte posterior de la oreja y superior hacia la concha cimba, y repite el proceso unas 30 veces.
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   Aprieta el trago con el pulgar y el índice, y muévelo suavemente hacia arriba y abajo. El trago es la solapa de cartílago que sobresale por encima del canal auditivo. Muévelo hacia arriba y hacia abajo 30 veces.
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    Masajea la parte posterior de la oreja. La parte posterior de la oreja se divide en una parte superior y más flexible, y en una parte inferior que rodea el canal auditivo y que se une al lóbulo de la oreja. Aprieta el área superior entre los dedos índice y pulgar jalándola unas 30 veces. Luego frota suavemente la parte inferior con el pulgar unas 30 veces realizando un movimiento descendente.
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    Concéntrate en los puntos reflejos relacionados con las áreas que crees que son las causantes del dolor en el pecho. Una vez que hayas estimulado toda la oreja, dedícale un poco más de tiempo a las áreas problemáticas. En cada punto, masajea hasta que sientas una sensación cálida en la oreja o un malestar.

    • Problemas pulmonares y cardiacos: enfócate en el interior de la oreja. Coloca los dedos índice en la oreja y gíralos con suavidad. También puedes jalar suavemente hacia arriba, hacia abajo y a los lados para estimular el oído interno.
    • Problemas digestivos: pasa el dedo índice de un lado a otro sobre la concha cimba para estimular los puntos reflejos relacionados con el estómago, los intestinos, el hígado, el colon, el bazo y la vesícula biliar.
    • Problemas relacionados con el estrés: frota el lóbulo de la oreja y luego pasa el dedo índice a lo largo de la cresta del cartílago que forma el borde inferior de la concha cimba y conduce hacia la fosa triangular. Esto activará los reflejos para la cabeza, el cuello y la columna vertebral.
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Advertencias

• Consulta con tu médico de cabecera en caso de que tengas un dolor en pecho inexplicable. La reflexología no es un sustituto de un diagnóstico médico.
• Si se aplica correctamente, la reflexología resulta ser una modalidad de curación muy útil, pero no es una ciencia exacta y no debe ser el único tratamiento en caso de que sufras un dolor intenso o inexplicable.

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